¿Una membresía o una venta directa?
Ahora que parece que el mundo está tendiendo a las membresías por norma general, queremos hacerte una pregunta.
Si todos tus amigos se tiran por un puente, ¿tú también lo harías?
Perdona que tengamos que poner el tono de tu madre cuando se cabreaba porque la estabas liando, pero las cosas como son.
Hace algunos años hubiera parecido que esto de pagar de manera periódica era una locura y ahora se ha convertido en la norma.
Pero ¿son siempre la mejor de las ideas?
Te lo desvelamos todo hoy en este post.
¿Qué es una membresía?

La respuesta a la pregunta qué es una membresía ya la tienes dominada.
Los negocios de membresía son aquellos en los que el usuario obtiene un determinado beneficio a cambio de un pago periódico (mensual, trimestral, anual…).
Como te contábamos, durante los últimos años se han puesto cada vez más de moda gracias a las grandes ventajas que tienen para los emprendedores de detrás.
La capacidad de generar ingresos recurrentes y predecibles que acabe con la incertidumbre que siempre acompaña a un autónomo.
Aunque se trata de un ejemplo rebuscado, se trataría del alquiler de una vivienda.
Diferencia entre membresía y venta directa
Cuando hablamos de un producto de venta directa, nos referimos a aquel por el que pagas una vez y te pertenece, sin límite de tiempo.
Es decir, que donde antes hablábamos de alquiler ahora lo hacemos de compraventa y propiedad.
En dicha vivienda podrás hacer lo que quieras siempre y cuando no esté en contra de alguna norma.
En todas aquellas situaciones en las que no exista recurrencia a la hora de pagar del cliente, la venta es una alternativa mucho más atractiva.
Ventajas de las membresías

Una de las principales razones a la hora de construir un modelo de negocio basado en la membresía es que el usuario paga a lo largo del tiempo.
Como te puedes imaginar, las cantidades que invierte son menores, pero eso no implica que su valor en el tiempo sea inferior.
Además, el servicio lo cobras aunque el usuario no lo esté consumiendo o lo haga en un porcentaje muy bajo (de ahí que sea interesante que hagas estrategias de activación para estos usuarios).
Es algo parecido a lo que pasa en los gimnasios o en plataformas como Netflix.
Habrá usuarios que consuman el servicio a menudo y que vean dos o tres películas al día y otros que solamente vean una al mes, o como mi caso que no lo vea pero se lo pague a mi madre… sin embargo el precio será el mismo para ambos.
Desventajas de las membresías

Como te puedes imaginar, una membresía no funciona en todos los contextos: también tienen sus desventajas.
Para empezar, son mucho más «esclavistas» con la persona que está al frente, que necesita crear contenido constantemente para que funcionen.
Conclusión
Mira.
No vamos a ser nosotros los que te desvelemos el valor que tiene una membresía, pero sí quienes te pidamos que analices bien la situación.
Como diría tu madre, si todo el mundo se tira por un puente, ¿tú irías después?
Antes de crear tu propia membresía, resulta imprescindible que analices tu producto y tu mercado.
El problema que estés solucionando marcará el modelo de negocio que utilices al final del día.
Si el problema que estás solucionando tiene una fecha límite, entonces optar por un modelo de venta directa es mucho más efectivo.
Pero en el caso de que conlleve una transformación duradera que puede no acabar nunca, una membresía encaja mucho mejor.
Antes de tomar una decisión, resulta fundamental que te tomes el tiempo necesario para encontrar tu respuesta.
Busca conocer a fondo a tu avatar y analiza la mejor manera para poder ayudarlos.
¿Tienes claro cuál es tu cliente ideal? ¿El producto que ofreces es idóneo para su transformación? ¿Qué cambiarias? Respóndenos y cuéntanos, y te pasaremos unas preguntas clave para que sigas afilando este concepto.
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